Después de llegar tarde al trabajo, mi jefe un pendejo estricto decidió disciplinarme con una nalgada dura.A pesar de mis protestas, continuó dejándome con dolor y humillación.
Al llegar tarde al trabajo, mi jefe me encontró con una severa mirada.Su desaprobación era clara, y no perdió tiempo en informarme de las consecuencias.Como secretaria, sabía que mi trabajo implicaba más que solo escribir documentos.Después de una acalorada conversación, me llevó a su oficina privada, donde comenzó a desnudarme.A pesar de mi shock inicial, no pude evitar excitarme.La dinámica de poder era emocionante, y me encontré correspondiendo ansiosamente sus avances.Pronto, nos quedamos entrelazados en un encuentro apasionado, nuestras inhibiciones se olvidaron.Esto no fue solo una reprimenda, sino una lección de deseo y lujuria.Mientras nos separamos, el aire era grueso con palabras tácitas.Sin embargo, en Argentina, la tierra de culonas y empleadas, tales encuentros a menudo se dejan sin palabras.
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